Monumento al Almirante Guillermo Brown
El inicio:
El autor y la escultura de la época:
La actualidad
El gobierno municipal, que era un organismo colegiado, presidido por Cesáreo Amenedo e integrado por Gollan, Perrando, Barboza y Mena, recibe una nota el 30 de agosto de 1885 de la comisión encargada del monumento en la que se informa del arribo de la escultura desde Europa, hecho que consta en el libro de actas de la municipalidad de dicho año.
El inicio: Por iniciativa de Don Esteban Adrogue se forma la comisión de vecinos, integrada entre otros por los doctores Mariano Demaria y Ernesto Pellegrini, para llevar adelante el proyecto. En primer lugar obtienen el permiso de la Comisión Municipal (intendente), que en esa época la presidía Luís Hunt, era el 2 de enero de 1883. el siguiente paso fue recaudar los fondos necesarios, para lo cual aportaron todos los vecinos y otras comisiones que ya habían llevado a cabo su cometido y transferían los fondos restantes a este nuevo emprendimiento. La ejecución de la figura de pie del almirante fue encargada a Francisco Cafferata, que la realiza en yeso y la manda a fundir en bronce en su taller de Florencia (Italia), donde trabajaba en ese momento, quedando como testimonio la fotografía que envía desde allí con fecha 1884, dedicada a Esteban Adrogue. El gobierno municipal, que era un organismo colegiado, presidido por Cesáreo Amenedo e integrado por Gollan, Perrando, Barboza y Mena, recibe una nota el 30 de agosto de 1885 de la comisión encargada del monumento en la que se informa del arribo de la escultura desde Europa, hecho que consta en el libro de actas de la municipalidad de dicho año. Este es el punto de partida para el inicio de las obras en la plaza con miras al emplazamiento e inauguración del monumento. La inauguración fue el motivo de la gran fiesta del pueblo, a ella concurrieron importantes autoridades del ámbito nacional y provincial, ya que se trataba de una obra doblemente relevante: el Almirante Guillermo Brown, héroe naval y pionero de la marina nacional, obra de un joven y destacado, ya en su época, escultor argentino. Estuvieron presentes el contralmirante Cordero, el coronel Antonio Somellera y el intendente de la Capital Federal Torcuato de Alvear. En nombre de la comisión organizadora el secretario de la misma, doctor Ernesto Pellegrini, lee en el acto una carta destinada a Francisco Cafferata en la que expresa el agradecimiento por la calidad de la obra y la completa satisfacción de los presentes. El autor y la escultura de la época: En el campo de las artes plásticas la dependencia de los conceptos y las tendencias europeas es la clave para comprender su desarrollo en nuestro país. En lo que atañe a la escultura, esto no solo es más importante sino que, por las características que le son propias atraso su desarrollo con respecto a la pintura o el grabado, por ejemplo. Es así que llegamos a finales del siglo diecinueve dependiendo de escultores extranjeros para la realización de nuestros monumentos. La aparición de Francisco Cafferata marca el inicio de la historia de la escultura argentina, junto a sus contemporáneos, como Lucio Correa Morales y posteriormente Yrurtia, Riganelli, Oliva Navarro, Bigatti y muchos otros hasta nuestras vidas. Este joven de familia acomodada, que por lo tanto podía disponer de lo necesario para su educación y comprender su temprana educación artística, no siempre bien vista en la época, pudo concurrir a Italia para estudiar con los maestros Urbano Lucchesi y Augusto Passaglia, era el año 1878 y permanecerá en Europa hasta 1885, en que regresa con la escultura de almirante Brown. Ya desde sus inicios se consagro como escultor obteniendo importantes distinciones en Europa y Argentina, se destaco también como retratista, realizando los de Mitre, Belgrano, Rivadavia, Moreno, Espronceda, etc. Entre sus obras podemos nombrar: Ÿ El esclavo (1882) Ÿ La meditación (1890) Ÿ Figura sedente de Rivadavia (1883) Ÿ “El falucho”, que debió terminar su amigo Lucio Correa Morales, por que en forma inexplicable el 28 de noviembre de 1890, Francisco Cafferata se suicida a la edad de 30 años. Si bien su vida fue muy breve y aun hoy se desconocen los motivos por los que decidió ponerle fin, Francisco Cafferata ah quedado en la historia por su genio creador y su capacidad de entrega como pionero de nuestra cultura, abriendo camino para los grandes que lo sucedieron en la época de oro de la escultura argentina, cuando todos los meses alguien encargaba un monumento y todos competían sanamente, no por ganar sino por realizar la mejor obra. La actualidad: Nuestro monumento al Almirante Brown es hoy muy joven, sin embargo como su autor, corre peligro de dejar de existir, pero no por mano propia sino por ciento de manos anónimas que día a día lo degradan y destruyen. Dicen que el respeto deviene del conocimiento, esto puede parecer demasiado intelectual para las generaciones presentes por lo que nos resta solamente apelar al sentimiento de la imagen, esa que Cafferata sabia expresar con genialidad. Antes de escribir, grabar, marcar y pintar el monumento: mírenlo. Es imposible pensar que las personas sensibles dejaron de existir, de todos los que noche a noche se reúnen a sus pies, al menos uno será capaz de ver el mensaje y la belleza, aunque ignore por completo su historia, en nombre de esa belleza: no lo escriban. El mármol de apariencia tan sólido, es simplemente un poco de calcio y las tintas y pinturas lo erosionan tanto como los elementos que después son necesarios para limpiarlo haciendo que la aparentemente solida estructura que sostiene a Brown termine por venirse abajo y con ella la escultura de Cafferata. Aunque pueda parecer inútil y hasta en vano, si cada uno que nosotros habla este tema con otro, y este a su vez con otro podremos realizar una cadena infinita que termine por abrazar al monumento y protegerlo, sino mañana, pasado o traspasado, no importa cuando, lo que importa es que habremos hecho algo y contribuido a romper la indiferencia en lugar de la escultura.
Monumento a Esteban Adrogué
La realización:A poco de fallecido Esteban Adrogué, se formó una comisión de vecinos con la intención de realizar un Monumento en su memoria, a los pocos meses se colocaba la piedra fundamental en la Plaza Espora, en marzo de 1904. La reunión que dio origen a esta iniciativa se realizó en el famoso Hotel “La Delicia”, allí se eligieron por votación las autoridades, siendo designados Presidentes Honorarios los doctores Carlos Pellegrini y Mariano Demaria y el intendente Municipal. La primera propuesta para la presidencia fue el arquitecto Buschiazzo, pero compromisos tomados por el anteriormente le impidieron asumir, siendo entonces nombrado don Jacinto Calvo.
La fecha de colocación de la piedra fundamental fue esperada como un importante acontecimiento del pueblo, publicándose en los diarios nacionales la invitación a toda la población. Para los festejos se preparó un palco y convocaron a diferentes bandas de música, al mismo tiempo se acuñaron unas medallas que fueron repartidas por señoritas especialmente elegidas por las madrinas, señoras Elvira de la Sema de Castaing y Clementina Meeks de Chas. El acto fue aprovechado para convocar a la formación de otras comisiones en las diferentes localidades a fin de recaudar fondos para realizar la obra. Las dificultades y esfuerzos de la comisión por reunir el dinero necesario para la ejecución, podemos encontrarlas narradas en diferentes números del periódico El fiscal de los años 1906 y 1907, donde se publicaba la lista de donantes y los progresos del emprendimiento, así como las discusiones acerca de los materiales que se deberían emplear y el diseño del basamento. También por este medio se publico el contrato firmado con el artista Félix Pardo de Tavera, por el cual se le encargaba el monumento, aclarando que el costo correspondía a los materiales necesarios para hacerlo, ya que el artista no cobro por su trabajo.
El 25 de marzo de 1909 se realizó oficialmente la inauguración del monumento, siendo un acontecimiento social de gran relevancia y contando con la concurrencia de importantes personalidades a nivel nacional y provincial. Participaron las bandas de música de los bomberos de la provincia y de la policía de la Capital Federal. Al finalizar el acto oficial se realizó una concurrida reunión en el Hotel La Delicia, con que se coronó los esfuerzos de la comisión por homenajear al fundador del partido.
El escultor:
La obra fue encargada al escultor Félix Pardo de Tavera, amigo de Esteban Adrogue y residente, por esos tiempos, en la zona. Pardo de Tavera era un filipino nacionalizado argentino en 1910, además de médico, fue el primero en estudiar esa carrera en su país natal, era escultor y artista plástico de importante trayectoria. Había participado de salones y exposiciones en Francia, España y Estados Unidos, obteniendo premios y menciones. Contribuyó a formar la sociedad de arte decorativo y fue de los primeros en dar origen al Salón Nacional en 1911.
Monumento a la Bandera
Donde, cuando y por que:
En la ciudad de Burzaco, por esas cosas que tiene la historia, confluyeron personas de diferentes lugares del mundo. Aquí llegaron los vascos con sus tambos, años mas tarde los japoneses, los polacos, los griegos, y por supuesto los españoles e italianos. También llegaron otros argentinos del interior de las provincias del país, todos buscando un lugar donde instalarse, enamorados de ese “aire de campo”, que sin embargo con el tiempo estuvo cada vez más cerca de la gran ciudad.
Las familias que arribaron, trajeron sus costumbres y su idioma; el primer lugar donde comenzó el proceso de fusión fue la escuela, allí la maestra junto con el castellano y la matemática, también les enseñó nuestras costumbres, nuestra ideología, y nuestra Patria. Otros lugares de reunión fueron los clubes, las sociedades de fomento, las instituciones barriales, muchas veces signadas por la mayoría de una u otra colectividad. Así fue creciendo Burzaco, junto a la maestra y la bandera, esa que cobijó a todos y cada uno de los argentinos y extranjeros que en la vieja escuela del pueblo aprendieron lo que es la Patria chica. A fines de la década del ´30, un grupo de habitantes de Burzaco, decidió realizar un homenaje y como motivo de ese homenaje, formaron aquello que para todos representaba la esencia de nuestro ser: LA BANDERA.
El primer monumento a la bandera del país.
En 1938 una Comisión Popular, presidida por el Tte. Cnel. Saúl S. Pardo e integrada por otros vecinos de Burzaco, como por ejemplo, don Pedro Legáis, Rene Vallo, Miguel Crowford, Claudio L. Sempere, Francisco Fonesca, Raúl Taramasco, y muchos otros de otras localidades, incluyendo una delegación especial con vecinos del partido de San Vicente. El 25 de mayo de ese mismo año se colocó la piedra fundamental en la Plaza Manuel Belgrano de Burzaco. La realización del monumento se encomendó a dos vecinos de Burzaco, ambos participantes activos en diversas entidades de bien público: Claudio León Sempere, escultor; Francisco Blumetti, constructor.
Este monumento fue oficialmente inaugurado el 25 de julio de 1943. Con anterioridad a esta fecha existieron dos monumentos mas a la bandera, de los que se tiene conocimiento, uno en Salta, realizado por Lola Mora y otro en Rosario, ambos por diversos motivos no permanecieron en el tiempo. El monumento a la bandera que actualmente se encuentra en Rosario del escultor argentino Bigatti, fue inaugurado en 1957. Por estas razones decimos con justicia que el de Burzaco es el Primer Monumento a la Bandera, del país. La Comisión mencionada que se creó en 1938 fue la encargada de llevar el proyecto adelante y de reunir los fondos para su realización. Todos los vecinos de Almirante Brown colaboraron, ya sea con efectivo o materiales para la construcción.
El monumento se encuentra en el centro de la Plaza y mide de altura hasta la punta del mástil 23 m, esta revestido en mármol travertino y en la parte superior se encuentran dos cóndores de bronce que custodian la Enseña Patria. Los cóndores fueron realizados por el escultor Claudio León Sempere y fundidos en la Base Naval Río Santiago, miden 1,80 m de alto.
El autor:
Claudio León Sempere nació el 11 de abril de 1896 en San Antonio de Areco, hijo de valencianos, de joven fue junto a sus padres a Valencia donde estudió escultura en la Real Academia de San Carlos y aun siendo adolescente obtuvo premios en diversos salones de España. En el país obtiene el 2° premio del Salón Nacional de 1919, (el 1° premio fue declarado desierto), con su obra “Senectud”. En 1920 el Museo de Bellas Artes, adquiere otra de sus obras: “Primeras pieles”. De 1939 a 1940 fue nombrado en la Ciudad de Buenos Aires Vocal de la Junta Asesora de Museos. En nuestra localidad fue miembro fundador de la Sociedad de Fomento Burzaco Este y desde allí propició la promulgación de la ordenanza que pone nombre de artistas argentinos a las calles del barrio, años mas tarde, después de su prematuro fallecimiento, la calle donde el vivía fue renombrada como Claudio L. Sempere en su homenaje. Fue profesor en el Colegio Nacional Almirante Brown, Escuelas Raggio y la Escuela de Mecánica de la Armada.
Algunas de sus obras son el busto de Olegario V. Andrade, que se encuentra en el Rosedal; la escultura de Vicente López en la plaza principal de Olivos; Monumento a Hipólito Irigoyen, en San Antonio de Areco, Bustos del Dr. Gismondi para el Hospital Lucio Meléndez de Almirante Brown.
Estaba casado con Oka Ovejero, también escultora, con quien compartía su taller en Burzaco, dando clases a los alumnos de la zona. Muere, como ya mencionamos, prematuramente el 15 de octubre de 1942 sin poder ver inaugurado en Monumento a la Bandera, para el cual había proyectado algunas alegorías que hubieran sido colocadas en la base del mismo en ambos laterales.
Trabajo realizado por alumnas 3º3º del Polimodal, turno mañana. Mayra Molina, Betiana Domingo y Celeste Carballo.
